¡Bienvenidos/as!

¡Bienvenidos al blog de esta estudiante de primero de bachillerato de ciencias! Espero que os resulte ameno. ¡Disfruten de la vida!

martes, 1 de marzo de 2011

Neuromárketing.


El neuromarketing consiste en la aplicación de técnicas pertenecientes a las neurociencias al ámbito del mercado, estudiando los efectos que la publicidad y otras acciones de comunicación tiene en el cerebro. 
En general, el ser humano decide en primer lugar con la emoción y luego con la razón. Y como consecuencia, el impacto emocional de un mensaje es mucho más fuerte que el impacto racional.

Por ejemplo, en las telenovelas donde aparece la familia tomando el desayuno y muy sutilmente una marca de café que acompaña en determinados planos. Aquí se está apelando a experiencias anteriores vinculadas por el desayuno en familia que tienen un fuerte efecto positivo en los espectadores , por lo tanto, al comprar esa marca de café, se comprará “el recuerdo del desayuno con la familia”. A eso es lo que en marketing y publicidad se denomina “Placement”.
Respecto a la música, se ha comprobado que con la música lenta el ritmo del flujo de los compradores dentro del establecimiento es significativamente más lento. Esto significa que su permanencia en el supermercado se alarga por lo cual también se incrementan las posibilidades de que compre más. Por el contrario, una música rápida hace que el cliente realice sus compras con mayor celeridad.

Es cierto que el neuromarketing nos lleva directamente a la mente de los consumidores y sí es posible manipular a la gente, pero todo depende de quien use estas herramientas.

Dios y el sistema límbico.

Todo comenzó cuando el psicólogo canadiense Michael Persinger estimuló partes de sus lóbulos temporales, y descubrió que sentía a Dios.

Las creencias religiosas no son más que el resultado combinado de la ilusión y el deseo de ser inmortal. Entonces, ¿cómo se explican los intensos arrebatos de éxtasis religioso que experimentan los pacientes con ataques en el lóbulo temporal, o su afirmación de que Dios habla con ellos.

El anatomista James Papez, a través de unos experimentos relacionados con la enfermedad de la rabia canina y sus víctimas humanas, encontró unos grupos de células nerviosas situados en las profundidades del cerebro conectados por grandes fibras. Esta estructura se llamaba sistema límbico. De este experimento, razonó que estas estructuras límbicas estaban íntimamente ligadas con el comportamiento emocional humano.

Existen ataques epilépticos denominados focales, que quedan limitados a una pequeña parte del cerebro. Si estos ataques focales se originan en el sistema límbico, los síntomas que se desarrollan son emocionales. Los más interesantes son los pacientes que tienen experiencias espirituales profundas de comunicación con Dios.
Resulta curioso que esta sensación de iluminación sea recibida por estructuras límbicas, especializadas en emociones, y no por estructuras de pensamiento razonal.

En algunos casos, los ataques en estas zonas pueden alterar permanentemente la personalidad del paciente. Los pacientes tienen emociones exageradas y ven significado cósmico en hechos triviales.

Pero, ¿por qué los pacientes tienen experiencias religiosas? Ramachandran defiende cuatro hipótesis:

Puede ser que efectivamente Dios los visite.
La segunda posibilidad es que, dado que estos pacientes experimentan toda clase de emociones extrañas e inexplicables, su único recurso es buscar la purificación religiosa. Aunque las alteraciones emocionales no tienen por qué explicar la obsesión religiosa.
La tercera explicación se basa en las conexiones entre los centros sensoriales y las amígdalas. No todos los sucesos que nos encontramos a lo largo de un día son igual de importantes, si no que hay que calibrarlos. Pero imaginemos que no fuera así. Todo suceso quedaría imbuido de un profundo significado, de manera que todo tendría una explicación exagerada y generalmente, religiosa.
La cuarta hipótesis sería que los seres humanos hayan desarrollado por evolución un circuito neural especializado exclusivamente en la experiencia religiosa. La creencia humana está tan extendida que nos hace pensar si la propensión a estas creencias puede tener una base biológica. Estos argumentos son barajados por una disciplina llamada psicología evolutiva.

Gracias a numerosos experimentos, se dispone ya de interpretaciones razonables para muchas otras cuestiones. Pero Dios es una dimensión poco explorada, aunque de lo más interesante. Podría ser que al fin y al cabo, Dios estuviese en el cerebro.

El amor no es cosa de bombones.

Existen muchísimas definiciones del amor, pero pocas veces se habla del amor como una actividad química.

Helen Fisher, antropóloga de Nueva Jersey, quien estudia el tema a través de las imágenes del cerebro obtenidas por resonancias magnéticas, divide el amor en tres fases: La primera es el impulso sexual indiscriminado; la segunda es una atracción sexual, pero algo más selectiva; y la tercera, es la fase en quese crean los lazos afectivos duraderos.

La primera fase es el impulso sexual, regulado por las testosterona (masculina) y los estrógenos (femeninos). Esta hormona tiende a declinar con la edad, y por ello se reduce el impulso sexual. De esto interpretamos que estas hormonas determinan el mayor o menor impulso sexual.

La segunda fase es el amor romántico, el amor en el sentido más clásico. Se caracteriza por la atracción sexual selectiva. Esta etapa es debida a los altos niveles de dopamina en el cerebro. Se dice que esta fase del amor surge cuando la pareja sufre una deformación perceptiva hacia su pareja, por la cual idealiza a esa persona. La elección de la pareja en los seres humanos es el más largo de todas las especies: 18 meses. El problema es que las crías humanas necesitan más de año y medio para desarrollarse, por lo que la pareja ha de permanecer unida.

Esto nos lleva a la tercera fase, donde se crean uniones sentimentales más profundas y duraderas. Existe dos genes en las personas, relacionados con la recepción de dos hormonas, la vasopresina y la oxitocina, que afectan al circuito del placer cerebral. Estos genes son los que condicionan el éxito de una pareja. Además, algunos estudios han determinado que las personas tendemos a buscar parejas parecidas a nosotros, para crear más fácilmente esos vínculos. 


Esta manera de ver el amor, sin duda nos ahorraría del ''14 de febrero'' y de la mitad de los estrenos de cartelera.

¡IMPOSTORES!

Arthur, de treinta años, dice que las personas que viven con él no son sus verdaderos padres, si no que son impostores que se hacen pasar por ellos. 

Arthur había sufrido un accidente de automóvil que casi le costó la vida cuando era estudiante. Su cabeza se había estrellado contra el parabrisas de un automóvil con tanta fuerza que quedó en coma durante tres semanas. Cuando salió del coma, poco a poco, volvió a la normalidad. Lo único que le quedó fue ese trastorno respecto a sus padres.

Arthur padecía el síndrome de Capgras, en el que el paciente se convence de que algunos de sus allegados son impostores, como en el caso de Arthur. Este síndrome está relacionado con lesiones traumáticas en el cerebro. Esto hace pensar que el síndrome de Capgras tiene una base orgánica. Pero se los suele poner en manos de psiquiatras, que tienden a buscar una explicación freudiana del trastorno.
Según esta hipótesis, todas las personas consideradas normales sentimos de niños atracción sexual por nuestros padres, (complejo de Edipo y Electra). Esta atracción sexual del paciente hacia su padre o su madre le desconcierta, sacando así la conclusión de que esas personas por las que se siente atraído no son sus verdaderos padres.

Un enfoque mejor para estudiar este síndrome consiste en examinar más atentamente el cerebro. Existen en los lóbulos temporales zonas encargadas del reconocimiento de objetos y rostros. Estas zonas retransmiten información a las amígdalas, la cual es la puerta hacia el sistema límbico, que asocia respuestas emocionales a rostros particulares. En el caso de Arthur, su extraña conducta puede ser consecuencia de un daño entre la desconexión selectiva de la zona de reconocimiento de rostros y la encargada de las emociones. Arthur reconoce a sus padres, pero no experimenta ninguna emoción al mirar sus rostros, lo cual consigue desconcertarle, hasta el extremo de pensar que esas personas a las que ve no pueden ser sus padres, porque no despiertan en él ninguna emoción de afecto.



¡Bienvenida!

Marzo. Hoy es el primer día de Marzo. Y este Marzo es el primer y único Marzo del año 2011. Estamos entrando en el Marzo donde se estrenará la PRIMAVERA.


Y finalmente, acabo con lo que debí haber empezado:
  Me llamo Andrea Coello, y este es mi blog. 



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